LA OBESIDAD es una de las principales epidemias de nuestro tiempo y está aumentando a un ritmo alarmante, tanto en adultos como en niños de todo el mundo.
La obesidad se produce cuando se consume más energía procedente de los alimentos y las bebidas que la requerida para satisfacer las necesidades biológicas y físicas. En este aspecto, el nutriente con mayor influencia en el aumento de peso corporal son los lípidos.
Los alimentos con alto contenido en grasas son muy sabrosos y, por ello, resulta más sencillo consumirlos en exceso y ganar peso. Las grasas contiene el doble de calorías que los azúcares (9 kcal por gramo comparado con 4 kcal por gramo de azúcares).
La valoración mas reciente del papel de los azúcares en la salud y en las enfermedades fue la realizada por el Comité de Alimentos y Nutrición del US Institute of Medicine 2002 y fue publicada en el informe “Dietary Reference Intakes (DRI) for Energy, Carbo- hydrates, Fiber, Fat, Protein and Aminoacids (Macronutrients)”.
El informe de DRI revisó toda la evidencia disponible sobre los efectos de los azúcares en las enfermedades crónicas y concluyó que “tomando como base los datos disponibles sobre caries dental, comportamiento, cáncer, riesgo de obesidad y riesgo de hiperlipidemia, existe una evidencia insuficiente para establecer un límite superior de recomendación de consumo para los azucares totales o añadidos” y “no hay una asociación clara y consistente entre el aumento de ingesta de los azucares añadidos y el índice de masa corporal“.
Informes anteriores ya apoyaban estas conclusiones, entre ellos la consulta experta de la FAO /OMS sobre “Carbohidratos en la nutrición humana” de 1998, que concluyó que “no existe evidencia de una implicación directa de la sacarosa, de otros azúcares y del almidón en la etimología de enfermedades relacionadas con el estilo de vida“.
Las autoridades sanitarias recomiendan generalmente dietas ricas en carbohidratos para el control del peso corporal. El azúcar y los carbohidratos complejos no tienen efectos distintos en el control del peso.
El estudio CARMEN, uno de los estudios de intervención nutricional mas importantes realizados hasta la fecha en la UE, demostró que una reducción en la cantidad de grasas ingeridas compensada proporcionalmente con un incremento de carbohidratos, sean simples o complejos, permite controlar el peso a largo plazo, sin disminuir el aporte global de calorías.
Los resultados demostraron que los dos grupos que redujeron proporcionalmente el consumo de grasas en un 10% y aumentaron el con- sumo de azúcar y otros hidratos de carbono perdieron peso (entre 1 y 2 kg. Durante los 6 meses de intervención nutricional) y, además, mantuvieron esa tendencia.
La importancia del estudio CARMEN reside en demostrar que esta en una solución práctica para el importante problema que representa la obesidad.
La reducción de uno o dos kilo de peso – especialmente de grasa corporal – a largo plazo, tal y como sucede en este estudio, puede significar una disminución de entre un 15 y un 30% de la población con sobrepeso, el impacto positivo que esto tendría para la salud pública.
La epidemiologia también ofrece una respuesta clara en lo que concierne al efecto de los azúcares en el peso. El consumo de azúcares es inversamente proporcional al grado de sobrepeso. Estudios en adultos y niños han demostrado que las personas que consumen más azúcares comen menos grasas.
A medida que se incrementa la proporción de energía consumida a partir de los azúcares, la ingesta de grasa tiende a disminuir y viceversa. A esto hay que añadirle el conocimien- to de que los individuos con una alta ingesta de azúcares y baja en grasas, tienden a tener un menor peso corporal que los que siguen una alimentación a la inversa.