Los mitos más comunes sobre la diabetes APAH septiembre 12, 2022

Los mitos más comunes sobre la diabetes

Los mitos más comunes sobre la diabetes
Azúcar

Durante los últimos 12 meses, la Sección Consultiva sobre Educación Diabética (DECS, en sus siglas inglesas) de la Federación Internacional de Diabetes (FID), ha estado recopilando mitos sobre la diabetes procedentes de todo el mundo en la preparación de una inminente publicación.

La mayoría de los mitos fueron enviados por profesionales sanitarios de países como Australia, Camboya, Finlandia, Grecia, Tonga, y Vietnam. Estos mitos se estudiaron concien- zudamente con el fin de identificar cualquier tema recurrente y descubrir si estaban muy extendidos, o si se limitaban a un grupo cul- tural o a un país en concreto. Algunos de los mitos mundiales más comunes serán exami- nados más adelante.

Comer azúcar produce diabetes

En muchas culturas, se evitan los alimentos que contienen azúcar, como las frutas y los tubérculos, una vez se ha diagnosticado diabetes. Algunos grupos chinos evitan el té o el café debido a la sabiduría popular, que dice que pueden causar diabetes.

La diabetes la produce una combinación de factores genéticos y medioambientales.Sin embargo, el exceso de peso aumenta el riesgo de una persona de desarrollar diabetes tipo 2.

El mito del azúcar se puede explicar hasta cierto punto mediante esta verdad. Sin embargo, la asociación entre consumo de azúcar y el desarrollo de diabetes tiene más probabilidades de surgir de la simple confusión que de un entendimiento parcial de las causas de la diabetes.

Se recomienda seguir una dieta sana y el realizar ejercicio con regularidad para controlar el peso y prevenir la diabetes y sus complicaciones. Las personas con diabetes deberían comer alimentos especiales para diabéticos.

En algunas culturas, el páncreas de un cerdo se hierve para hacer sopa. Se cree que, si se desarrolla un problema en un órgano del cuerpo, consumir alimentos hechos del mismo órgano de un animal puede ayudar.

¿Comer azúcar causa diabetes?

Este tipo de práctica se sustenta sobre un principio similar a la antigua creencia de la ley de los semejantes o principio de similitud (uno de los principios básicos de la medicina homeopática), que las sustancias que provocan ciertos síntomas en una persona sana pueden curar las enfermedades que manifiestan dichos síntomas.

Los alimentos que se comercializan para las personas con diabetes no ofrecen ningún beneficio especial.

Está extendida la creencia de que las personas con diabetes pueden tan sólo consumir alimentos que han sido producidos específicamente para las personas con la afección: caramelos sin azúcar, por ejemplo, o chocolate para diabéticos. De hecho, la dieta sana recomendada para las personas con diabetes es la misma que se le recomienda a las personas que no tienen la afección: baja en grasas, sal y azúcar, con comidas basadas en alimentos ricos en almidón, como el pan y la pasta, mucha fruta y verduras.

Las versiones de alimentos con alto contenido en azúcar que se comercializan para las personas con diabetes no ofrecen ningún beneficio especial. Como todos los alimentos, aumentan los niveles de glucosa en sangre. Y lo que es más, los ‘productos para diabéticos’ suelen ser más caros que el resto de los alimentos y pueden tener un efecto laxante. Si no necesitas medicarte, entonces sólo tienes una ‘diabetes leve’.

Un concepto erróneo muy popular y peligroso es que la diabetes es grave sólo si es necesario tratarla con insulina. Las complicaciones diabéticas se pueden producir tanto si se necesita terapia de insulina como si no.

¿Comer azúcar causa diabetes?

Además, si los niveles de glucosa en sangre no se controlan estrechamente, aumenta dramáticamente el riesgo de desarrollar complicaciones diabéticas graves y que pueden acabar con la vida del paciente, como la insuficiencia renal o las enfermedades cardiovasculares. De manera preocupante, algunos profesionales sanitarios, especialmente los médicos de cabecera, siguen aconsejando a las personas con diabetes tipo 2 que tan sólo tienen ‘un poco de azúcar’ y que, por lo tanto, no deben preocuparse por la afección. Los profesionales médicos que perpetúan este mito hacen que sus pacientes se encuentren ante un mayor riesgo de desarrollar complicaciones diabéticas; si una persona no cree que su diabetes es grave, tiene menos posibilidades de tomar las medidas adecuadas para controlar la afección.

El hecho de que este mito se siga perpetuando indica que algunos profesionales sanitarios tienen tanta necesidad de recibir educación diabética como las personas con la afección.

La diabetes tipo 1 es más grave que la diabetes tipo 2

Esta idea, similar al mito descrito más arriba, está muy extendida. Una vez más, hemos podido encontrar una explicación histórica para el origen de esta idea errónea.

Antes del descubrimiento de la insulina, en 1922, el diagnóstico de diabetes tipo 1 significaba la muerte segura en unos meses. Mientras que todas las personas con diabetes tipo 1 necesitan insulina para vivir, es posible controlar la diabetes tipo 2 sin la necesidad de una terapia de insulina.

Sin embargo, una persona puede tener diabetes tipo 2 durante meses o años antes de que se le diagnostique.

Como resultado, algunas complicaciones diabéticas graves, como las lesiones nerviosas diabéticas (neuropatía) o las lesiones oculares (retinopatía), o complicaciones que pueden ser fatales como la insuficiencia renal o la enfermedad cardiovascular podrían estar ya presentes en el momento del diagnóstico. Por lo tanto, en algunas circunstancias, la amenaza de una diabetes tipo 2 latente podría de hecho resultar más grave en potencia que la diabetes tipo 1.

La investigación indica que las personas con diabetes tienen más probabilidades de actuar de la manera adecuada y asistir a una clínica de diabetes con regularidad si son conscientes de la gravedad de su afección. Por lo tanto, es necesario que los profesionales sanitarios se aseguren de comunicar el mensaje de que la diabetes tipo 2 es una afección médica grave.

Cuando las personas con diabetes tipo 2 comienzan una terapia con insulina, están en la ‘etapa final’ de la diabetes. El tratamiento con insulina está considerado por las perso- nas con diabetes tipo 1 como una terapia que les salva la vida. Sin embargo, muchas personas con diabetes tipo 2 temen a la insulina. En Australia, a veces se cree que la insulina provoca complicaciones diabéticas. Una vez más, existen fundamentos para creer en este mito; la administración incorrecta de insulina puede producir hipoglucemia.

Sin embargo, la idea de que la insulina es una ‘sentencia de muerte’, un tema recurrente en la respuesta popular procedente de Italia, no es cierta. La realidad es que, con el fin de controlar adecuadamente sus niveles de glucosa en sangre, muchas personas con diabetes tipo 2 desarrollan la necesidad de terapia de insulina. Con los autocuidados correctos, una dieta sana y una vida activa, las personas que se someten a terapia de insulina pueden vivir una vida plena y ‘normal’, tanto si tienen diabetes tipo 1 como si es diabetes tipo 2.

¿La diabetes tipo 1 es más grave que la diabetes tipo 2?

También existe un vínculo en la mitología entre insulina y muerte. Se cree que la insulina es un narcótico adictivo, y que una vez que una persona comienza a utilizar insulina resulta imposible que pare. Sin embargo, la insulina no es adictiva, no es un narcótico. La insulina es una hormona que se produce de manera natural en el cuerpo humano.

Se utiliza con el fin de sustituir o suplementar la propia insulina de una persona cuando su organismo ha dejado de producir la cantidad suficiente para controlar sus niveles de glucosa en sangre. El mito de la adicción se podría explicar en parte por el hecho de que, hasta que se encuen- tre una cura para la afección, las personas con diabetes tipo 1 no pueden interrumpir la terapia con insulina sin correr riesgos.

Tanto si tiene diabetes tipo 1 como si es diabetes tipo 2, una persona que utiliza insulina puede llevar una vida normal.

La diabetes es una enfermedad de ricos

Hubo un tiempo en el que tan sólo las personas pudientes se podían permitir alimentos refinados con un alto contenido en grasas y azúcares en abundancia, mientras que los pobres no podían. Existe una fuerte asociación entre el sobrepeso y la obesidad y la diabetes.

Tradicionalmente, la pobreza raramente generaba un exceso de peso. Por extraño que pueda parecer ahora, en algunas culturas tener diabetes se consideraba un símbolo de estatus. La diabetes tipo 2 era la prueba de la capacidad de una persona para poder pagar alimentos caros.

Hoy día, sin embargo, el masivo éxodo rural, que es un rasgo demográfico clave en países en vías de desarrollo, está teniendo consecuen- cias sobre la salud. El estilo de vida y la dieta han cambiado radicalmente entre las personas pobres en los países menos ricos de Asia, África y América Latina.

La vida de las personas se ha hecho cada vez más sedentaria; la ‘comida basura’, de alto contenido en grasas y azúcares, que en la ciudad está disponible al alcance del bolsillo de los menos pudientes, ha reemplazado a las verduras y las legumbres frescas de las dietas rurales tradicionales.

Existe una fuerte asociación entre el sobrepeso y la obesidad y la diabetes.

Como resultado, los niveles de obesidad han aumentado dramáticamente y, en consecuencia, la diabetes se ha convertido en una importante amenaza en los países en vías de desarrollo (para ver una explicación detallada de los problemas socioeconómicos que se esconden tras la pandemia de diabetes, ver el número extraordinario de Diabetes Voice sobre prevención, 2003).

Las medicinas tradicionales son más inocuas que los tratamientos actuales porque no tienen efectos secundarios. En las culturas occidentales, existe un creciente interés en las terapias complementarias y los remedios tradicionales.

La investigación ha demostrado que muchas de las sustancias que aparecen de manera natural y que se utilizan en el tratamiento de la diabetes son capaces de generar una reducción de los niveles de azúcar.

Sin embargo, estos pueden producir efectos secundarios negativos e interactuar con los medicamentos convencionales.
Es más, no todas las terapias complementarias son eficaces y su utilización podría retrasar el tratamiento adecuado. Esto Puede aumentar el riesgo de desarrollar complicaciones diabéticas.

Sin embargo, muchas terapias complementarias como el yoga, los masajes, la meditación y el pensamiento positivo son aceptados y aplicados hoy día por la mayoría en el control y la prevención de la diabetes.

Esto no debería verse como un sustituto del tratamiento convencional.

Las terapias complementarias pueden ofrecer una ayuda inocua y eficaz al tratamiento convencional cuando se utilizan bajo la supervisión de profesionales sanitarios formados y calificados (para saber más sobre las terapias complementarias, ver Diabetes Voice 2002, 7 (2) 10-13).

Implicaciones para la educación

Los mitos presentados pueden ser un obstáculo para un cuidado eficaz de la diabetes. Sin embargo, no deberían ser simplemente ignorados o descartados, sin explorarse, explicarse y utilizarse como base para una conversación sobre los elementos esenciales de la atención a la diabetes y la educación diabética.

Los mitos parecen surgir de la cultura. Por ello, deberían reconocerse cómo creencias contemporáneas sobre la salud de las personas con o sin diabetes.

Nos encantaría saber de cualquier mito sobre diabetes que usted haya escuchado.

Si quiere contribuir a la compilación de material para la publicación de la FID DECS sobre mitos de la diabetes, por favor póngase en contacto con la autora mediante correo electrónico: trish.dunning@svhm.org.au; o fax: +61-3-9288 3590.

Trisha Dunning Trisha Dunning es Catedrática de Endocrinología e Investigación sobre Enfermería de Diabetes en el departamento de Endocrinología y Diabetes y la Facultad de Enfermería del Hospital de St Vincent y la Universidad de Melbourne, en Victoria, Australia.